Nuestra Señora Reina de Todos los Santos
Roque de Balduque, 1554
Real Antigua, Ilustre y Fervorosa Hermandad Sacramental de Nuestra Señora Reina de Todos Los Santos, Madre del Amor Hermoso, Medianera Universal de Todas las Gracias y
Animas Benditas del Purgatorio
Sevilla
Obra de un escultor flamenco que trabajó para diversas iglesias sevillanas. En el s.XVIII, además de ser reformada, se le incorporaron el grupo de los santos a sus pies, realizados en barro con ropajes encolados. Este detalle es el que fundamenta su advocación, estando representados seis santos según su categoría: San José por los patriarcas, San Lorenzo por los mártires, San Basilio por los confesores, Santa Catalina de Alejandría por las vírgenes, San Pedro por los apóstoles y Santo Domingo, como excepción, por el Rosario, posible origen fundacional de la hermandad. A lo largo del tiempo ha sufrido diferentes reformas, particularmente las llevadas a cabo en el período barroco, que ocultaron su talla bajo ropajes, y la de 1929 ejecutada por José Ordoñez, que permitió quitárselos, aunque a día de hoy se siga vistiendo la imagen con diversos mantos. La imagen se venera en el retablo principal de la parroquia de Omnium Sanctorum, en el interior de un baldaquino que la hermandad mandó realizar tras la destrucción del templo en 1936 al incio de la Guerra Civil.
La actual hermandad es el producto de la fusión de dos cofradías en 1920: la de Nuestra Señora de Todos los Santos y la de Ánimas y Sacramental, fusionadas estas dos antes de 1792. La Hermandad Sacramental, como otras sevillanas, se dice estar fundada por Doña Teresa Enríquez en el siglo XVI, llamada popularmente la Loca del Sacramento, por su labor de cuidado y devoción a la Eucaristía. En 1578 ya se tiene constancia de la existencia de la Cofradía de Ánimas de la parroquia, sobre todo tras la importancia dada por el Concilio de Trento a los sufragios por los difuntos. Será en 1690 cuando se funde la Hermandad de Nuestra Señora de Todos los Santos, posiblemente coincidiendo con la predicación del dominico Ulloa, los cuales hacían especial hincapié en el rezo del Rosario. Se conoce que desde 1554, la talla se veneraba en un altar lateral del templo, siendo propiedad de la parroquia. En 1742 se produce un gran evento que marca el auge de la devoción a la Virgen de Todos los Santos, con el traslado de la talla desde su lugar original al Altar Mayor del templo, donde todavía hoy se sigue rindiendo culto. Celebra los cultos en honor a la Virgen en el mes de noviembre, desfilando por las calle del barrio de la Feria sobre un paso procesional diseñado en el s.XVIII, siendo la peana y crestería de dicho siglo, los candelabros del s.XIX, y las jarras y respiraderos de 1929.
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