Virgen de las Espadas



Anónimo, s.XIX
Parroquia de San Vicente Mártir / Cofradía de Nuestra Madre de las Angustias
Zamora





Imagen que representa la soledad de María, típica dolorosa castellana que pudo tener sus orígenes en el s.XVI, en el marco de un desfile en el que participaban diferentes pasos. La advocación de las Espadas proviene de la representación de la profecía de Simeón, quién en el episodio de la presentación del Niño Jesús en el Templo, profetizó a María que su corazón sería traspasado por una espada de dolor, y que la tradición católica concreta en siete momentos dolorosos de la vida de María y Jesús, representados por siete espadas atravesando su corazón. Antiguamente existió una Virgen de la Soledad que cerraba los desfiles penitenciales, aunque en la recuperación llevada a cabo por la Confraternidad Servita en el siglo XIX, no aparece en sus primeros listados referencia alguna a los hermanos que la portaran durante la procesión. Existe diferentes posturas sobre la autoría de la imagen. Según señalan Florián Ferrero y Alberto Martín en su libro, la talla se encargaría a Ramón Álvarez tras la bendición de la imagen de Nuestra Madre de las Angustias, aunque tal autoría es solo una atribución, no existiendo documentación alguna al respecto. Por ello, José Ángel Rivera y José Andrés Casquero no la consideran como obra del imaginero local, no citándola en su libro. Se venera en la capilla de Nuestra Madre de las Angustias, en la parroquia de San Vicente Mártir. Fue entronizada en un retablo construido sobre otro anterior en 1908, promesa cumplida de quien fuera capellán de la cárcel, D. Vicente Sotelo. Tras la recuperación de la antigua estructura, se identificó la imagen primitiva que recibía culto en la misma (un crucificado), lo que conllevó el desplazamiento de la Virgen de las Espadas al presbiterio de la capilla, colocándola encima de una peana tallada por José Antonio Pérez en 2019. La actual talla desfiló en el cortejo de la noche del Viernes Santo hasta 1969, cuando fue retirada del mismo, recuperándose en 2010. Desfila sobre una mesa diseñada por Antonio Pedrero y tallada por José Antonio Pérez en ese mismo año.

La antigua cofradía de las Angustias fue fundada, según la tradición, en 1412, cuando San Vicente Ferrer visitó la ciudad. La hermandad vivirá un amplio período de esplendor durante los siglos siguientes, comenzando los trámites para la construcción de una capilla propia adosada a la iglesia de San Vicente Mártir a partir de 1581. En cambio, el siglo XVIII fue debilitando a la corporación, sufriendo especialmente el pleito existente con el vizconde de Gracigrande, recibiendo un duro revés en 1776, debido a una serie de privilegios que tenía dicha casa nobiliaria. Aunque no conllevaba el cese de la cofradía, en 1777 existe la orden de reparto de los bienes de la misma, lo que confirmaba su disolución. En 1865 se crea en la parroquia de San Vicente la confraternidad de Siervos de María, es decir, la Orden Tercera Servita, cuya espiritualidad gira en torno a los dolores de María. Esta institución se hizo cargo de la devoción a Nuestra Señora de las Angustias, encargando una nueva imagen en 1879. Renovará los problemas con el vizconde por la posición del estandarte, privilegio que ostentaba esta familia, afectando a la solidez de la confraternidad, cuya última acta data de 1888. A partir de este año, la procesión será organizada por la parroquia, constituyéndose un desfile netamente popular y devocional. En 1927, se funda la actual cofradía, encargándose de la procesión e introduciendo los hábitos de los hermanos y la organización de las mujeres. Incluso, además de los pasos de San Vicente Ferrer, Nuestra Madre de las Angustias y la Virgen de las Espadas, la Junta Pro Semana Santa encargará un pasó más: El retorno al sepulcro, de Ramón Nuñez, que no gustará en dicho desfile y será cedido a la Real Cofradía del Santo Entierro en 1949. Todos ellos, a excepción de Nuestra Madre de las Angustias, dejan de desfilar a lo largo del s.XX, hasta la década de los 90 del pasado siglo cuando se incorpora el Santo Cristo de la Catedral, popularmente llamado de la Cruz de Carne, por recibir culto en el altar de dicha reliquia. En 2010 se recupera también la Virgen de las Espadas para el desfile del Viernes Santo, así como de manera extraordinaria en 2012 vuelve a desfilar san Vicente Ferrer. Los cofrades desfilan vestidos con túnica de estameña blanca y caperuz de terciopelo negro con cíngulo a la cintura y portando un hachón. Resquicio del antiguo sabor popular que tenía esta procesión es el grupo de mujeres enlutadas que también desfilan en el cortejo, portando entre sus manos tulipas.


Bibliografía:

Historia de una devoción. Nuestra Madre de las Angustias. Florián Ferrero y Alberto Martín. 2012.


Otras entradas:

 Nuestra Madre de las Angustias (aquí)

 Santo Cristo de la Catedral o de la Cruz de Carne (aquí)

 San Vicente Ferrer (aquí)

 El retorno del sepulcro (aquí)

 VI Centenario de la cofradía de Nuestra Madre de las Angustias (aquí)

 La Semana Santa de Zamora en el s.XVII (aquí)

 Ramón Álvarez, imaginero (aquí)


Reportajes:


22 - 03 - 2011 SEMANA SANTA 2011: Nuestra Madre de las Angustias (aquí)

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